FIETPO - CULTURA SIN FRONTERAS
FESTIVAL ITINERANTE Y ENCUENTRO DE TEATRO POPULAR
Martes 16 de Julio de 2013
Mesa Redonda "Raíces de nuestro teatro"
9 pm.
Primeras
preguntas desde los (aún incipientes) estudios teatrales sobre el teatro
(hecho) en el Perú
Ponencia
al XI FIETPO
Martes
16 de Julio de 2013
JA
Revista
El Zahorí (Diciembre del 2006-2013)
Buenas
noches.
Primero,
disculpándonos por no poder asistir [una gripe nos obliga a cuidarnos de la ola
de frío].
Luego,
felicitar a los integrantes del grupo “Sol de medianoche” por planear un festival
que también implica un espacio de reflexión sobre una modalidad que sobrevive
como “bolsón de resistencia” a pesar de los drásticos virajes y retrocesos ―tanto
locales como internacionales― de los últimos 25 años [espacio de reflexión que como tal continua los dos coloquios que organizara Carlos Vargas Salgado en el 2008 y 2009 en la
Asociación Peruano Japonesa y que vendría a sumarse a esos dos ―hasta donde
tenemos conocimiento― que se realizan anualmente en Lima como en Huancayo: desde
el 2008 en el Festival de Teatro UCSUR bajo la modalidad de Congreso, y, desde
1995 en el Encuentro de Teatro Peruano Actual que organiza el grupo
“Barricada teatro”, bajo la modalidad de Foro; espacios de reflexión que
confirmarían ―por un lado― una necesidad ―al parecer― social: re-pensar las
prácticas escénicas, y ―por otro lado― un estado de cosas: este es el tiempo de
la reflexión y de la escritura].
Finalmente,
aportar al presente evento un conjunto de preguntas genéricas ―a modo de temas
motivadores― para iniciar los debates que necesariamente deberán continuarse en
otras formas superiores. Estas preguntas son:
1)
¿Es realmente suficiente una Mesa Redonda sobre “Las Raíces de nuestro teatro”?
2)
¿A qué “raíces” se alude, a qué teatro se llama “nuestro” y que tan “teatro” es
realmente?
3)
¿Qué podrían aportarnos los estudios teatrales?
4)
¿Por qué habría que estudiar profundamente el “teatro (hecho) en el Perú” en
vez de, por ejemplo, el “teatro popular” o simplemente el “teatro peruano”?
Responder
estas primeras cuatro preguntas implican ―inevitablemente― plantearse otras tantas.
En ese sentido, responderemos ―brevemente― a la primera de ellas. Así pues:
1) ¿Es
realmente suficiente una Mesa Redonda sobre “Las Raíces de nuestro teatro”?
¿La
respuesta es afirmativa? Podría serlo, si lo que se busca es propiciar una inmediata
“lluvia de ideas”; lluvia en el sentido de generar (múltiples) interpretaciones
[en todo caso, esta pretensión de generar solamente múltiples interpretaciones es
una idea decimonónica, es decir una idea del siglo XIX, o más bien, fue una idea negada por la propia
historia posterior, ya que gran parte del siglo XX significó una serie de
esfuerzos ―macros y micros― por transformar, más que por interpretar].
¿La
respuesta es negativa? Tendría que serlo además de estratégica, a tal punto que
en vez de una o varias Mesas Redondas, lo que más bien se tendría que organizar es un semestre
académico de exposiciones y debates bajo la modalidad de Coloquios que vayan preparando
un Seminario final, es decir, un conjunto de jornadas de investigación y
de sistematización, desde los saberes de la práctica y desde los saberes de la
teoría teatral, posibilitando ―por un lado― el encuentro de ambos saberes,
y ―por otro lado― la recuperación de esas relaciones sociales de pertenencia, colaboración
e intercambio que el neoliberalismo de los años ‘90s extirpó de nuestras
prácticas escénicas locales en complicidad con los propios teatreros exitosos, curiosamente
más esclarecidos, pero también más oportunistas [entendemos las objeciones
inmediatas y volitivas que este planteamiento pueden provocar, pero no perdamos
de vista que una de las grandes enseñanzas de los años 70-80 en nuestro país
residió en la fuerza de aquellos grupos articulados a partir de sus afinidades
y no de sus diferencias: no hay ninguna experiencia en la historia del teatro
mundial que haya significado la labor fructífera de un individuo o de un grupo que
se autodefinieran desde el aislamiento y la diversidad, por más “genialidad”
que este o aquellos hayan logrado tener].
Por
otro lado, también habría que hacer un gran esfuerzo de análisis y síntesis
para preguntarse y responderse sobre las “raíces” del teatro mismo, en vista
que desde la actual vanguardia [entiéndase, el movimiento de la “performance”]
y de la actual retaguardia [entiéndase, el movimiento de “cuentacuentos”], se
le cuestiona a aquel su estatuto ficcional y su carácter de representación;
“raíces” del teatro mismo que no sólo signifiquen explicitar los aspectos
ideológicos en el sentido de soportes super-estructurales, sino que también
signifiquen explicitar los soportes estructurales y meta-estructurales. Un gran
esfuerzo de análisis y síntesis que tendría que quedar registrado en un formato
de libro: no sólo hay que re-pensar sino también escribir.
Por
último, decir que perteneciendo a una revista digital que se ha trazado como
objetivo el re-pensar las prácticas escénicas locales, una tarea como esta no
nos resulta ajena: si en algo podemos colaborar, cuenten con nosotros. ¡Éxitos
en los debates!
Pueblo
Libre
Julio
13 de 2013
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